Cally Nueva...amando la vida

30.3.05

trabajo nº2, cuento literario

El síndrome Pizarrón

Cuando el dedo del profesor se posa sobre ti, estás perdido ,tú eres el elegido y debes salir adelante al pizarrón. Miras repentinamente hacia tras como esquivando el dedo acusador del maestro, autoconvenciéndote que no te está señalando a ti , sino al de más atrás. Eso nunca resulta, lamentablemente te quieren a ti.

Escuchas una fuerte voz que te dice:”Gatica , usted al pizarrón”.Sientes que te hundes en la silla, que te falta el aire y que el color rojo se apodera de tu cara amenazándote con estallar.

La ley de Murphy nunca falla en estos casos, para colmo estabas distraído, tenías la cabeza en tus antiguos compañeros y por si fuera poco era una clases de inglés, idioma que es tu más grande enemigo. Ni siquiera hablas bien el español, porque desde niño haz tenido problemas de dislalia.
Por fin logras levantarte de la silla, escuchas un zumbido en lo oídos, luego asemejando una voz en off oyes las risas de tus compañeros y la voz del profesor.

Culpas otra vez a tu madre “¿Por qué nos vinimos a la ciudad?” En tu escuelita de pueblo esto no te hubiese sucedido y piensas que Mamá privilegia su éxito laboral a costa de tu vergüenza y burlas de tus compañeros. Son muchos cambios en tan poco tiempo, estás en un escenario totalmente distinto al que acostumbrabas. Ciudad , casa y escuela nueva. No lo puedes resistir.
Y más encima en tu primer día de clases el síndrome pizarrón se apodera de ti: !Es una pesadilla! piensas.

Ahí estás en frente de todos, te sientes como desnudo y no puedes articular palabra alguna.Un compañero grita:”Al nuevo le comieron la lengua los ratones” y la sinfonía de risas se suceden sin parar. Ellos no saben que es el momento más vergonzoso de tus 16 años de vida, no dimensionan el dolor de sentirse desarraigado y lejos del calor de tu escuelita de pueblo.

Siempre haz sido tímido y no te ha gustado el pizarrón. Te viene a la mente un triste recuerdo; tenias 6 años cuando por primera vez enfrentaste ese rectángulo de madera pintada de verde, una profesora con dulce voz te invitó a leer la lección y no pudiste hablar. Sólo llorabas mientras tus pantalones mojados delataron tu nerviosismo y temor al ridículo. Habían pasado diez años desde ese episodio-aparentemente superado-ya no eras un niño, pero lo que sentías era lo mismo que en aquella tarde en primero básico

Para que tus pantalones no te delataran nuevamente, no te importó que el profesor una y otra vez te dijera:”Gatica ...contésteme”.... “ que le pasa...sabe o no sabe” “dígame algo”...” me está tomado el pelo”.Hiciste caso omiso de todos sus llamados de atención.
Te diste media vuelta y saliste corriendo de la sala. Bajaste rápidamente la escalera y no se como cruzaste la puerta principal de tu nuevo colegio y saliste a la calle. Corriste sin parar, como si el pizarrón te viniera siguiendo. No te importó ni los bocinazos de los autos , ni el insulto de los chóferes , que advertían que estabas loco por cruzarte así:”Mocoso ...imprudente casi te atropello” fue el improperio más suave que recibiste.

La escuela estaba a 10 cuadras de distancia de tu casa, llegaste sudando, llorando y con los pantalones mojado. Nunca más querías encontrarte con ese rectángulo de color verde.

El síndrome pizarrón no se traduce en el temor a ser reprendido por un profesor por no saber la lección o estar distraído. Esto va mucho más allá, implica el enfrentarte con tus pares, relacionarte con otros y el manejo de tus fortalezas y debilidades. También te acompaña ahí adelante tu historia, el cómo haz enfrentado las crisis en tu vida y la confianza que depositas en ti mismo. En ese simple acto , cotidiano en las salas de clases, te juegas todo lo que eres y también lo que no eres, finalmente tu autoestima.

23.3.05

Trabajao Nº1

Una Pluma Libre
Mi mayor anhelo siempre fue escribir y comunicarme, por eso decidí estudiar periodismo.
Sin embargo, me llevé una gran decepción cuando me borraron completamente el horizonte, frases cortas , piramides invertida y palabras simples.
Esta economía del lenguaje minó toda mi creatividad y el deseo de usar palabras bellas .Soy una convencida de que este conjunto de signos tienen vida propia y que va más allá de la simplicidad .Con tu pluma trasmites emociones que hacen que el ser humano se recocije, tu amas y odias tan sólo con una frase.
Por eso quiero reconciliarme con las palabras y por medio de este curso creo que lo podré hacer.